domingo, 3 de abril de 2011

El vidrio destruìdo tan cerca de mì
astillas en los ojos
amarga la suave voz que me envuelve
incomprensible suceso
ver desde afuera y gritarme basta
como tambien sin decir nada
busco sentir la llave en mi mano.
Lo ùnico que me devuelve lejanamente
a un lugar seguro. La llave frìa contra esta mano
desesperada.
Vainilla dolorosa ,
igual que los benteveos de las cinco de la mañana.
Igual que gritarles a unos pobres perros
de mala manera ,
inentendible y cruel se vuelve a veces
un dìa cualquiera.

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